Los caminos en el presente y en el pasado, terrestres, marítimos o aéreos, en Colombia y en el mundo, siempre han sido uno de los personajes principales en una de las obras más grandes del ser humano: la comunicación. Ya sea conexión entre lugares, escenario de intercambio de bienes, o eje central de la movilidad de personas, animales e ideas, los caminos permiten que se mantenga unido ese gran sistema llamado sociedad.
Si te gusta aprender sobre los caminos reales en Colombia te contamos un poco en este video para el caso concreto de La Mesa, Cundinamarca.
Al hablar específicamente de caminos en el pasado, salen a relucir los caminos terrestres y en algunas culturas los acuáticos, con una gran diversidad de estilos constructivos, funciones y estilos que cambian tanto entre culturas, como a través del tiempo. La Mesa, habiendo sido habitada desde nuestro pasado prehispánico, ha contado con innumerables variedades de caminos, que van desde lo prehispánico hasta lo colonial, pasando por lo republicano y tomando un giro abrupto hacia los ferrocarriles y carreteras. Aunque se ha dado esta “evolución” de las vías de comunicación, las necesidades de comunicación no son indiferentes a todos estos caminos que perduran hasta nuestros días, y desde los más antiguos hasta los más modernos son aún personajes activos en las rutinas de las personas.
Pero si esto es así, ¿por qué hay tantos caminos prehispánicos, coloniales y republicanos que han caído en el desuso y han quedado a merced de la naturaleza?
Esta pregunta tiene muchas respuestas y muchas verdades, que se mueven desde lo gubernamental y administrativo hasta la cotidianidad de sus habitantes, pero un punto en común entre todas ellas es lo abrumadora que se presenta la tarea de mantener un camino. Las condiciones ambientales como los niveles de lluvia y humedad, el nivel de inclinación y la erosión se muestran inclementes ante las labores de mantenimiento de los caminos, especialmente durante las épocas de invierno, por lo cual el tránsito por estas vías se torna tortuoso e incluso peligroso por la cantidad de barro y por la falta de fricción en las lajas.
Pero aún entre este caos, sale a relucir la majestuosidad de los caminos y de lo que, en algunos casos, alguna vez fueron. Las condiciones ambientales, sumadas a determinadas intervenciones modernas que pretenden hacer arreglos para facilitar el paso de motos y autos, han dejado al descubierto un aspecto crucial y emocionante sobre los caminos: sus capas. ¿Quién diría que esos caminos de piedra que se recorren en actividades de senderismo o en la cotidianidad para conectar fincas u hogares, eran más que unas simples rocas planas ubicadas ordenadamente?
Los caminos en La Mesa suponen un inmensa riqueza cultural, patrimonial, histórica e investigativa que traen a nuestros días una mirada hacia lo que fue nuestro pasado, a lo que fueron las vidas de nuestros antepasados, y a las bases que fueron sentadas para que seamos lo que somos hoy.
Una publicación del colectivo cultural La Tornamesa
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